El no-informe al Parlamento por Eduardo Enríquez/Jefe de Redacción de La Prensa, de Nicaragua
El jueves 10 de enero el compañero comandante pueblo presidente Daniel cumplió su primer año en el poder. Luego de varios días de incertidumbre sobre si comparecería o no ante la Asamblea Nacional para rendir su informe anual sobre su gestión, debido a la pugna que mantiene con un importante grupo de diputados de oposición, el mandatario llegó. No solo llegó, sino que ordenó que su comparecencia se transmitiera en cadena de radio y televisión, algo que no se veía aquí desde hace varios lustros.
Pero lo que llamó la atención del “informe” es que no hubo tal informe. Esa actividad ante la Asamblea Nacional, tradicionalmente realizada los 10 de enero, se llama Informe Anual de Gestión Presidencial ante la Asamblea Nacional, pero el compañero comandante pueblo presidente Daniel no dio el informe.
Como es su costumbre, durante su comparecencia de unas dos horas se dedicó a atacar a diversos sectores, criticar a sus adversarios políticos, nombrar “de hecho” ministra de la Presidencia a su esposa, doña Rosario Murillo, saludar uno a uno a los miembros del Cuerpo Diplomático presentes —incluido un curioso saludo-insulto al representante para Nicaragua del Fondo Monetario Internacional (FMI)— y a atacar al “capitalismo salvaje”. Hasta tuvo tiempo de lanzarle una no muy disimulada crítica a la jefa de la Policía Nacional, la primera comisionada Aminta Granera, crítica que se ganó por salir mejor que él y doña Rosario en las encuestas. Habló de lo que se le vino a la cabeza, pero nada de nada de su gestión.
Al cabo de dos horas de verborrea, mostró un voluminoso libro y dijo que se lo entregaba al presidente de la Asamblea Nacional “porque sería una falta de consideración para ustedes y para los televidentes leer todo esto”.
Para mí, el compañero comandante pueblo presidente Daniel no dio su informe por una de tres razones: o no tenía nada que informar, a pesar de lo voluminoso del libro; o perdió una oportunidad de oro para decirle al pueblo lo que ha hecho, por poco que sea, pues según las encuestas, es poco lo que le reconoce; o una combinación de las dos razones anteriores.
Independientemente de cuánto logró en su gestión de este año, su no-informe es un craso error. Un error que es culpa del centralismo con que dirige su gobierno. Imagínense, si su esposa es la ministra de la Presidencia “de hecho”, ella debe haber preparado el informe, pero no el librote que enseñó Ortega, sino un resumen que pudo haberlo leído en menos de las dos horas que se dedicó a decir cualquier cosa. ¿Pero cómo va a poder la pobre señora Murillo con eso?, si además de ministra es secretaria de Comunicación, secretaria de los Consejos del Poder Ciudadano, secretaria del Conpes, y hasta la encargada de las flores y las rosquillas en cada acto público del mandatario, que son casi a diario.
El compañero comandante pueblo presidente Daniel se queja que los medios “lo censuran” pero ¿qué pueden los medios decir de su gestión si ni siquiera informó sobre la misma? Para los periódicos es imposible hacer lo que hacen el canal de la familia Ortega Murillo y los canales seudo-oficiales, que “por unos dólares más” le transmiten sus diatribas íntegras. A menos que pretenda convertir a los medios escritos en una réplica del Granma.
El compañero comandante pueblo presidente Daniel podrá tener control de las instituciones, podrá manejar la Corte Suprema a su gusto, podrá arrebatar la mayoría en la Asamblea, podrá gobernar por decreto, pero si todo ese esfuerzo lo dedica para consolidar su poder y no para trabajar en que la gente sienta una mejoría en su vida, ni los discursos más largos del mundo van a evitar que el apoyo a su gestión se siga erosionando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario