sábado, 18 de septiembre de 2010

Mea Culpa, somos hipócritas

El pasado 19 de junio falleció Vicente Ferrer en su casa de Anantapur (India). A Vicente le cambió la vida cuando fue enviado como misionero jesuita a Mombay, donde no dejaría de ayudar a los más pobres. Expulsado de la India, regresó al poco tiempo para dejar la Compañía de Jesús y crear su propia Fundación que, siempre en la cuerda floja por falta de recursos no fue óbice para apoyar a miles de campesinos necesitados, fundar cientos de escuelas y crear hasta cinco hospitales en una de las regiones más pobres de la India. Fue reconocido internacionalmente, entre otros galardones recibió el premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1998. Prensa, radio y televisión recogieron la noticia. Internet se ha vuelto inundada estos días con artículos sobre el suceso y sobre su vida y obra. Miles de personas han asistido a su entierro, declarado funeral de estado en la India.

Cuatro días antes, el 15 de junio falleció también en la India un joven hindú desconocido para todos, uno de esos millones de pobres que viven en aquel país. No fundó nada, no ayudó más que a los suyos con lo poco que podía ganar cuando conseguía algo. Anil Kumar, que así se llamaba, pertenecía a la casta de los "dalits" o intocables, se ganaba la subsistencia que no la vida con los trabajos más miserables, ya que era considerado según el sistema tradicional de castas hindú como menos que un excremento. Su familia lo llevó al hospital público del distrito de Hamirpur en la región norteña de Uttar Pradesh para que fuera atendido de unas quemaduras provocadas por una electrocución, sin embargo, los médicos del hospital rechazaron atenderlo según el agente encargado de la investigación porque "no tenían como objetivo tratar a los pacientes de castas bajas". Los mass media tradicionales no recogieron la noticia de su muerte, en internet pocos sitios la mostraban. Sólo su familia debió asistir a su cremación como establece la religión hindú, aunque desconozco si tendrían siquiera dinero para comprar la leña necesaria para ello.

Vicente Ferrer luchó por sacar de la pobreza más miserable a miles de marginados, su labor seguramente es digna de elogio. Anil Kumar era uno de esos parias que Vicente Ferrer seguramente habría ayudado si hubiese tenido la fortuna de vivir en la región donde éste ejercía su laico ministerio. La noticia del segundo ha circulado sin pena ni gloria, sin levantar prácticamente una pizca de indignación en el primer mundo, eclipsada por la abrumadora avalancha informativa del primero.

En este primer mundo que vivimos, en el que creamos blogs donde criticamos la hipocresía de los diferentes credos cristianos, los sinsentido de sus clases dirigentes, donde adoctrinamos contra el fundamentalismo musulmán y contra la marginación que sufre la mitad de su población, no somos menos hipócritas al ensalzar al hombre que dedicó su vida en ayudar a los más necesitados y sin embargo, olvidarnos precisamente de aquellos a los que prestaba su ayuda, no somos menos marginadores al olvidarnos de que existen otras religiones tan fundamentalistas, crueles, ilógicas e inhumanas como las más próximas que nos dignamos criticar, y sin embargo no nos merecen más que un simple par de entradas en algunos blogs marginales como éste.

Si la obra de Vicente Ferrer sirvió para algo deberíamos haber dado una mayor difusión al lamentable suceso de la muerte de Anil Kumar. Nuestra arrogancia y vanidad se ha visto colmada con el recordatorio de la vida y obra de Vicente Ferrer con la que nos damos por satisfechos, pero no seguimos su ejemplo, no deseamos mancharnos con la inmundicia de esos millones de desharrapados. La marginación de los intocables en la india tiene su base en la infinidad de ritos que conformar el hinduismo, una religión arcaica y obsoleta en el mundo que vivimos, pero que aquí, en occidente nos parece tan lejana que ni siquiera nos merece la pena escribir unas pocas líneas para criticarla. Descansen en paz ambos. Ojalá estuviese equivocado y existiera una nueva vida tras la muerte no para premiar la bondad de Vicente Ferrer, sino para recompensar una vida llena de sufrimientos y miseria como la de los millones de intocables que como Anil, viven bajo el yugo de su absurda religión.


Salu2 a tod@s y felicidades a mr. martel, mr. letona que cumplieron años en estos días

Mr. Moon.
la vida es un 10% como viene y un 90% como la tomamos.

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