lunes, 26 de enero de 2009

El Schindler salvadoreño

Mi buen amigo Sergio, a quien quiero felicitar por su reciente cumpleaños, me mando un correo que me causo sorpresa, porque se trata de un hecho sobre un salvadoreño que logró salvar vidas humanas durante la segunda guerra mundial, algo al estilo de la famosa cinta de hollywood, hecho que es plausible claro esta, aunque si un diplomatico hoy día hiciera caso omiso de ordenes expresas del gobierno central, podría ser llamado traidor y enjuiciado por ello, la historia se encargaría de darle la razón como es este caso.

Sin más les dejo lo que pude recopilar para el deleite de tod@s ustedes.


El Salvador presenta documentos al Museo del Holocausto
La canciller salvadoreña presentó en Washington copias de los documentos con que el cónsul salvadoreño José Arturo Castellanos salvó de la muerte a miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

La canciller Marisol Argueta de Barillas presentó hoy al Museo del Holocausto judío, en Washington, varias copias certificadas de documentos que el cónsul salvadoreño José Arturo Castellanos otorgó a judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial y que los salvó de morir en los campos de exterminio nazi.

Castellanos fungía durante ese tiempo como cónsul de El Salvador en Ginebra, Suiza, el único país de Europa central que no fue invadido por los nazis durante el conflicto.

La canciller explicó a miembros del equipo de investigación histórica del museo, el más grande del mundo dedicado al genocidio nazi en el que murieron unos 6 millones de judíos, que “el coronel Castellanos no estaba autorizado para emitir esos documentos, visas y pasaportes por los cuales miles de judíos escaparon de una muerte segura”. En esa época, el gobierno salvadoreño simpatizaba con el régimen de Adolfo Hitler en Alemania, por lo que las acciones de Castellanos iban en contra de la política oficial de ese entonces.

Según registros de Cancillería e investigaciones independientes, Castellanos emitió un número aún no determinado de pasaportes y visas salvadoreñas a judíos originarios de Europa del Este, documentos que les sirvieron para escapar del continente y del genocidio nazi.Según la Cancillería, los documentos que emitió Castellanos salvaron la vida de hasta 40 mil personas, a pesar de que no se tiene un registro detallado de todos los documentos emitidos entonces.La diplomática presentó al Museo copias certificadas de algunos documentos de viaje que Castellanos emitió desde el consulado salvadoreño en Ginebra, así como fotografías del diplomático salvadoreño, que ejerció funciones en Suiza entre 1941 y 1945.

El vocero del Museo, Arthur Berger, dijo que “historias como la del coronel Castellanos deben ser conocidas por todos. En el Museo tenemos un mural de héroes que ayudaron a salvar judíos durante esos años terribles, incluso arriesgando sus propias vidas”.

La jefa del departamento de los archivos del Museo, Judith Coen, se mostró interesada en incorporar a la colección permanente los documentos en poder de la Cancillería salvadoreña y en hacer una investigación más profunda no solo de Castellanos, sino de las personas que salvó al otorgarles documentos de viaje salvadoreños.

La canciller también participó como oradora principal en el acto conmemorativo del aniversario del Holocausto que organizó la Organización de los Estados Americanos en su sede en Washington.

Las fotografías no mentían. Rostros de tez clara, cabellos claros, puntudos sombreros negros y largas barbas. No eran salvadoreños, pero los soldados alemanes de 1944 no tenían idea de qué clase de país era El Salvador, ni de la apariencia de sus habitantes. Solamente reconocían sellos y firmas de instituciones diplomáticas y eso bastaba para no proceder al arresto que llevó a millones de personas a campos de concentración y cámaras de gas.

“Era una estrategia que aprovechó los vacíos de información”, explica el diplomático salvadoreño Ernesto Arrieta Peralta, quien conoció esta historia por primera vez en 1972 de boca del entonces embajador de El Salvador ante la oficina europea de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza.

“En una de las tantas conversaciones que tuve con el embajador Gustavo Guerrero, él me contó que hubo un cónsul en Ginebra, el coronel Arturo Castellanos, que con sus gestiones desde el consulado había contribuido a salvar las vidas de muchas personas de origen judío, y que en ese esfuerzo él había estado asociado con otras personas por razones humanitarias”, refiere Arrieta. Gustavo Guerrero fue el funcionario designado para suceder a Castellanos en el consulado de Ginebra. Entre 1942 y 1944 se emitieron al menos 13 mil documentos que acreditaban la nacionalidad salvadoreña a matrimonios y familias judío-húngaras, checas, francesas, alemanas y polacas. Algunos de estos certificados habrían amparado hasta 11 personas por documento, con lo que la cifra de personas salvadas por el salvadoreño del exterminio masivo realizado por los nazis podría alcanzar las 40 mil.

El origen de la masiva operación surgió de un incidente. George Mandel-Mantello, un comerciante judío de ascendencia húngara a quien Castellanos nombró primer secretario del consulado con el fin de protegerlo de la persecución nazi, fue detenido por la Gestapo, y pudo haber sido enviado a un campo de concentración, pero el pasaporte que le confería nacionalidad salvadoreña en razón de su cargo lo evitó.

Los ahora llamados "papeles de la libertad" fueron certificados de nacionalidad salvadoreña emitidos a favor de grupos familiares, pero nadie sabía de su existencia hasta que el historiador Carlos Cañas-Dinarte encontró copia de los documentos en los archivos nacionales en San Salvador.

"En 1999 consulté un fondo que se llama Migración 1942 y, en medio de papeles de gente que iba a la región centroamericana, empezaron a aparecer estos expedientes de personas de origen judío, polaco, búlgaro, rumano, que solicitó ser reconocido como salvadoreño", contó Cañas a BBC.

Piezas de un retrato
Acerca de la saga de Castellanos poco se sabe, salvo que en 1972 el escritor Leon Uris visitó El Salvador en busca del hombre que rescató judíos en la Segunda Guerra Mundial. Aquella visita conmocionó la sociedad salvadoreña de la época.

El coronel Castellanos ofreció una pequeña entrevista a Radio Nacional en 1976, un año antes de su muerte, donde reveló la operación que montó en Europa, pero el caso pronto volvió al olvido.
Años más tarde, de forma aislada, aparecieron sobrevivientes del Holocausto en la embajada salvadoreña en Israel para agradecer por la emisión de los certificados de nacionalidad.

El ex embajador en Israel, Ernesto Arrieta Peralta, recuerda que así empezó a documentar el caso de Castellanos y después se enteró de la investigación particular de Cañas-Dinarte con quien unió esfuerzos para reconstruir la vida del coronel Castellanos.
Justo entre las naciones

El presidente honorario de la comunidad judía en El Salvador, Claudio Kahn, es uno de los principales promotores para incorporar el nombre del salvadoreño en el Museo de Yad Vashem.
Kahn está radicado en el país desde 1964 y ha financiado los viajes de los investigadores a Europa y Estados Unidos, más la publicación de un libro que reseña la vida de este diplomático.

El empresario judío salvadoreño explica que cuando aprueban el caso, lo declaran "Justo entre las naciones" e inscriben el nombre en una sala donde hay 22.310 personas no judías. "Alguno de ellos, a veces solamente salvaron uno o dos; en cambio, en el caso del coronel es tan grande que lo vemos con mucho orgullo. Creemos que es importante que se conozca el caso internacionalmente", dijo Kahn a BBC.

Una de las hijas del diplomático, Frida García Castellanos, considera que el origen de esta historia fue la relación entre dos amigos, uno en peligro y el otro ayudándolo.
"Cuando supe de la historia después de la visita de Leon Uris, le dije: papá, ¿por qué nunca lo contaste? ¿Y sabe qué me dijo? Porque cualquiera en mi lugar habría hecho lo mismo. Para él no fue nada ni heroico, ni espectacular".


Salu2 a tod@s y reitero mis felicitaciones a Sergio por su cumple
Mr. Moon
La vida es un 10% como viene y un 90% como la tomamos.

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