jueves, 18 de diciembre de 2008

Actualizaciones

Modelo digital de embrión de pez cebra
primer plano de construcción de un vertebrado (NC&T) Empleando un microscopio de una nueva clase, los científicos han conseguido, por primera vez, seguir el desarrollo de todas las células durante las primeras 24 horas de vida de un pez cebra. La información fue reconstruida en una representación digital 3D del embrión. El pez cebra es un organismo muy empleado como modelo de estudio, porque comparte muchas características con los vertebrados superiores.

El nuevo estudio revela muchos aspectos nuevos del desarrollo embrionario. Las películas del embrión digital y la base de datos subyacente de millones de posiciones y divisiones de las células serán puestas a disposición pública para contribuir con este nuevo recurso a la investigación y la docencia científicas. Para pasar de ser una simple célula a un organismo complejo, las células tienen que dividirse, viajar por el cuerpo y acomodarse en intrincadas formas y tejidos especializados. La mejor manera de comprender estos procesos dinámicos es mirar lo que ocurre durante las primeras horas de vida en cada parte de un embrión. Aunque esto es posible con invertebrados de sólo unos cientos de células, como por ejemplo ciertos gusanos, hasta ahora había sido imposible de lograr en vertebrados.

"Imagine tener que seguir a todos los habitantes de un pueblo, durante todo un día, empleando un telescopio desde el espacio. Esta comparación se acerca al trabajo que implica tener que rastrear las 10.000 células que forman el embrión de un vertebrado, con la diferencia de que las células, además, se mueven en tres dimensiones", explica Phillip Keller. Él, junto a Annette Schmidt, realizó la investigación en los laboratorios de Jochen Wittbrodt y Ernst Stelzer en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular.

"El embrión digital es como el Google Earth para el desarrollo embrionario. Nos da una visión general de todo lo que ocurre en las primeras 24 horas, y nos permite amplificar con un zoom cualquier detalle celular, e incluso muchos detalles subcelulares", explica Jochen Wittbrodt.

Los lémures, aliados en la lucha contra el sida
Los genes de estos primates les protegen contra la enfermedad El hallazgo podría ayudar a buscar nuevos tratamientos contra el VIH

Actualizado martes 02/12/2008 13:20 (CET) ROSA M. TRISTÁN MADRID.- Los investigadores que buscan soluciones contra el sida podrían contar con un nuevo aliado: el lémur. Este pequeño primate de Madagascar es inmune a la enfermedad, ya que su ADN contiene genes que le protegen del virus. Este hallazgo ayudará a combatir una infección que afecta ya a 33 millones de personas y causa un millón de muertes al año. Los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que sólo en Europa el número de infectados se duplicó entre los años 2000 y 2007.

Hasta ahora se pensaba que los lentivirus (la familia del VIH, cuyo nombre procede de la lentitud con la que se manifiesta la infección) comenzaron a infectar a los primates hace un millón de años. Habría sido el consumo de carne de chimpancé en África lo que hizo que el virus, inocuo para estos simios, se transmitiera activo al ser humano en el siglo XX. Pero, a tenor de los resultados de los científicos de la Universidad de Stanford (EE.UU.), la fecha de aparición de los lentivirus podría retrasarse hasta 85 millones de años. Según sus datos, estos virus se habrían ido replicando mientras insertaban su ARN (ácido ribonucleico) en el ADN de los lémures.

Para llegar a esta conclusión, el biólogo Robert J. Gifford y sus colegas analizaron el ADN de 23 especies de primates que tenían secuenciado parte de su genoma. En cada una de ellas, buscaron las cadenas de nucleótidos que se emparejaban con genoma de los lentivirus. La ardua tarea dio resultado y encontraron una de esas parejas en un pequeño lémur gris (Microcebus murinus).
Demostraron, así, que los lentivuris son capaces de invadir la línea germinal de los primates, como publican esta semana en la revista 'roocedings of National Academy of Science'(PNAS).
Los científicos recuerdan que los antepasados de los lémures modernos colonizaron Madagascar hace 75 millones de años y desde entonces, evolución fue aislada de la de sus parientes africanos 400 kilómetros de separación entre isla y continente hicieron muy difícil el contagio de virus a posteriori y el último puente ocasional desapareció hace 14 millones de años.

Un virus muy antiguo Todo ello parece indicar que el lentivirus 'SIVgml' tiene, como mínimo, esa edad, si bien Gifford apunta que n podría proceder del momento en el que el linaje de los lémures se separó del de los otros monos ser humano, hace 85 millones de años. «Podrían ser realmente muy viejos», reconoce. Y añade que quizás se encuentren otros lentivirus en lugares donde nunca han sido vistos hasta ahora.
Estas interacciones entre lentivirus y primates son de gran interés para la lucha contra el sida porque varios genes que protegen a los simios de la enfermedad: codifican proteínas en su sistema inmune que ralentizan o bloquean la reproducción del virus, algo que no ocurre en los humanos. Hasta ahora, los científicos pensaban que los lentivirus eran demasiado jóvenes para haber participado en la evolución. Ahora, Gifford y sus colegas han demostrado que han tenido interacciones con los primates durante millones de años, y ello podría ayudar a entender la evolución de esas útiles defensas inmunes. Pero se plantean otras muchas preguntas, como por qué algunos mamíferos, como los humanos, han perdido esos virus y ahora les infectan, después de que mutaran al comer la carne de otros primates.

Precisamente con motivo del Día Mundial de Lucha contra el Sida, el Proyecto Gran Simio reclamaba más medidas para acabar con una práctica que continúa vigente en África. De hecho, en Madagascar aún se cazan los lémures como alimento, pese a que están protegidos.

La ONG Survival International, por su parte, constata que el VIH se extiende entre los pueblos indígenas, si bien en este caso el contagio es debido al contacto con extranjeros y al dramático cambio social al que se enfrentan.

HALLAZGO DE NEURÓLOGOS SUECOS
La sensación de vivir en el cuerpo de otro Un experimento prueba que se puede provocar la sensación de vivir en otro cuerpo La técnica podría servir para crear videojuegos y sistemas de realidad virtual

¿Alguna vez ha soñado con tener el cuerpo de otra persona? ¿Le gustaría disfrutar virtualmente de lo que siente un piloto de Fórmula 1 en una carrera, un astronauta en un paseo espacial o un paracaidista al lanzarse desde un avión? Un equipo de científicos acaba de dar el primer paso para lograr este objetivo, al demostrar que es posible engañar al cerebro para provocar la ilusión de vivir en el cuerpo de otro individuo. Aunque parezca una fantasía de ciencia ficción, el experimento realizado en el prestigioso Instituto Karolinska de Estocolmo y publicado en la revista PLOS One demuestra que se puede confundir a una persona para que piense que el cuerpo de otro es el suyo. Para crear esta ilusión, los científicos colocaron dos pequeñas cámaras en la cabeza de un maniquí masculino, y enviaron las imágenes captadas a dos pequeñas pantallas en unas gafas que llevaba colocadas el sujeto del experimento. De esta manera, cuando el maniquí y el sujeto miraban hacia abajo, el sujeto veía el cuerpo del maniquí donde normalmente hubiera visto su propio organismo.

Al mismo tiempo, si se masajeaba simultaneamente alguna parte del cuerpo del maniquí y el sujeto, este voluntario veía cómo se tocaba el cuerpo del maniquí mientras sentía el masaje en su propia anatomía. Tras unos pocos minutos, el sujeto tenía la sensación de que el cuerpo del maniquí era el suyo. "Tengo la sensación de que yo soy el maniquí", dijo un voluntario. "¡Guau, esto es alucinante!", exclamó otro. "Esto demuestra lo fácil que es cambiar la percepción cerebral que tiene un individuo de su propio cuerpo", explica Henrik Ehrsson, el investigador principal que ha impulsado el experimento. "Al manipular las impresiones sensoriales, es posible engañar a la persona para que tenga la sensación de poseer otro cuerpo", asegura el científico.
Los investigadores también colocaron la camera en la cabeza de otra persona de carne y hueso para comprobar si los sujetos podían percibir el cuerpo de otro individuo real como si fuera el suyo. Cuando los dos voluntarios se daban la mano, el sujeto que llevaba las gafas virtuales tenía la sensación de estar saludándose a sí mismo. La fuerza del engaño se hizo todavía más patente a nivel neurológico cuando se acercó un cuchillo al individuo que llevaba la cámara acoplada a su cabeza. Al medir las sensaciones en la piel del voluntario que llevaba las gafas virtuales, los científicos comprobaron que la cercanía del cuchillo provocó una sensación de miedo, demostrando que tuvo la sensación de que su propio cuerpo estaba amenazado. Además, la ilusión se mantuvo incluso cuando la cámara la llevaba una persona del sexo opuesto.
Los autores del experimento creen que su trabajo podría tener aplicaciones futuras en el desarrollo de videojuegos y sistemas de realidad virtual hiperrealistas, e incluso podrían ayudar a combatir algunos trastornos relacionados con la imagen del propio cuerpo, como la anorexia, o la pérdida de movilidad provocada por infartos cerebrales.

Más hallazgos sobre un famoso experimento bioquímico de los años 50 (NC&T) De 1953 a 1954,
el profesor Stanley Miller, entonces en la Universidad de Chicago, realizó una serie de experimentos con un sistema cerrado de frascos que contenían agua y gases simples. En aquel momento, las moléculas usadas en el experimento (hidrógeno, metano y amoníaco) se pensaba que fueron comunes en la antigua atmósfera de la Tierra. Al gas se le aplicó una chispa eléctrica. Después de varias semanas, el agua se volvió marrón. Cuando Miller la analizó, encontró que contenía aminoácidos, los bloques básicos que forman las proteínas, que son la "caja de herramientas" para la construcción de formas de vida. Las proteínas son usadas en infinidad de sistemas, desde las estructuras como el pelo y las uñas, a procesos que aceleran, facilitan y regulan las reacciones químicas. La chispa proporcionó la energía para que las moléculas se recombinaran en aminoácidos que llovieron sobre el agua. Este experimento demostró cómo las moléculas simples pudieron agruparse en la Tierra arcaica mediante procesos naturales, como los relámpagos, para formar las moléculas más complejas necesarias para la vida.

Jeffrey Bada (que fue colaborador de Miller) y Adam Johnson (del equipo del Instituto de Astrobiología de la NASA en la Universidad de Indiana en Bloomington) decidieron que sería interesante reanalizar las muestras históricas de los experimentos originales de Miller usando métodos modernos. El equipo quiso ver si los equipos de ahora podrían descubrir productos químicos que no pudieron ser descubiertos con las técnicas de los años cincuenta. Ellos analizaron las muestras y recurrieron a Daniel Glavin y Jason Dworkin de la NASA, quienes ayudaron en el análisis con los instrumentos de última generación del Laboratorio Analítico Goddard de Astrobiología.

En realidad, Miller efectuó tres experimentos ligeramente diferentes. En uno de ellos, se inyectó vapor en los gases para simular las condiciones en la nube de un volcán en erupción. Los investigadores han comprobado que, en comparación con el diseño clásico de Miller que aparece en los libros de texto, las muestras del experimento que simulaba los efectos de una erupción volcánica produjeron una variedad más amplia de compuestos. Los autores del nuevo estudio han descubierto 22 aminoácidos, 10 de los cuales nunca se habían encontrado en ningún otro experimento como éste. Esto es significativo porque la opinión de la comunidad científica sobre la composición de la atmósfera temprana de la Tierra ha cambiado. En lugar de estar muy cargada con hidrógeno, metano y amoníaco como se pensaba décadas atrás, muchos científicos creen ahora que la antigua atmósfera de la Tierra estaba compuesta fundamentalmente por dióxido de carbono, monóxido de carbono y nitrógeno.

A primera vista, si la atmósfera temprana de la Tierra tuvo sólo unas pocas de las moléculas utilizadas en el experimento clásico de Miller, se hace difícil ver cómo podría haber comenzado la vida siguiendo un proceso similar. Sin embargo, además del agua y el dióxido de carbono, las erupciones volcánicas también liberan los gases hidrógeno y metano. Las nubes volcánicas cuentan asimismo con relámpagos ya que las colisiones entre la ceniza volcánica y las partículas de hielo generan cargas eléctricas. Como la Tierra joven todavía estaba caliente por su formación, probablemente los volcanes eran entonces muy abundantes. Los precursores orgánicos de la vida pudieron haber sido producidos localmente en charcas temporales, ubicadas en islas volcánicas, incluso si el hidrógeno, el metano y el amoníaco eran escasos en la atmósfera global. Al menguar el agua de las charcas, en éstas se habrían ido concentrando aminoácidos y otras moléculas, aumentando de ese modo las probabilidades de que se diera la secuencia correcta de reacciones químicas necesaria para iniciar la vida. De hecho, las erupciones volcánicas pudieron ayudar al surgimiento de vida de otra manera adicional: mediante la producción de sulfuro de carbonilo, que ayuda a enlazar aminoácidos en las cadenas llamadas péptidos.

Salu2 a tod@s

Mr. Moon
La vida es un 10% como viene y un 90% como la tomamos.

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