jueves, 21 de octubre de 2010

La ciencia de caminar sobre Fuego


El profesor de física David Willey no utiliza tiza ni fórmulas para encender el interés de sus alumnos en la termodinámica. Simplemente, camina sobre brasas.

“Nada captura tanto la atención de un estudiante como la posibilidad de que pueda matarme a mí mismo”, dijo Willey, quien ya ganó el Premio Presidencial por Excelencia en Enseñanza, en la Universidad de Pittsburgh, Johnstown.

En realidad, Willey ni siquiera transpira un poco, gracias a las propiedades de aislamiento de la madera y a un paso rápido. Y no es el único.

El ritual de caminar sobre el fuego ha existido por miles de años. Los primeros registros de esta práctica datan de los alrededores del 1200 AC. Alrededor de todo el mundo, desde Grecia hasta China, las culturas dejan rastros ardientes de ritos de sanación, iniciación, y prueba de fe. En los EE.UU., las caminatas sobre el fuego se han vuelto populares como un asunto de construcción de espíritu de equipo en las grandes empresas, así como un así llamado remedio de medicina alternativa.

Los senderos tradicionales para caminar sobre el fuego están hechos de madera, a la que se dejó quemar hasta que quedaran las brasas. Estos carbones encendidos pueden alcanzar temperaturas muy altas. La mayoría de las caminatas sobre el fuego se realizan sobre brasas que alcanzan una temperatura de más de 500ºC.

Cierta vez, Willey caminó sobre brasas que superaban los 980ºC.

La gente sobrevive únicamente porque una pequeña cantidad de calor se transfiere de la madera ardiente a las plantas de sus pies.

“Aún cuando haya fuego, la madera no se calienta tanto”, dijo Willey. “Es un conductor muy malo”.

La conducción es una forma en la que el calor puede viajar de un material al otro. Las moléculas en vibración de un material caliente chocan con las moléculas más quietas de un objeto más frío, y le transfieren parte de su energía. La baja conductividad termal de la madera significa que el calor permanece atrapado en las brasas, transfiriéndose en muy poca cantidad hacia los pies.

Una capa de ceniza sobre el ardiente sendero ayuda a aislar aún más el calor de las brasas.

Los que caminan sobre el fuego eligen no hacerlo sobre un hierro caliente por una buena razón. Con sus altos niveles de conductividad, la mayoría de los metales podrían ser caminos mucho más dolorosos.

El mantener un paso rápido también ayuda a evitar las ampollas.

Mientras un pie se apoya sobre las brasas al rojo vivo, el pie opuesto tiene una oportunidad de enfriarse mientras permanece elevado en el aire. La capa protectora de piel muerta de las plantas de los pies y los callos agregan una protección extra.

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Willey logró el récord a la caminata más larga. El secreto como ya se dijo está en la baja conductividad térmica de la madera: en cada paso el pie absorbe poco calor de las brasas que son malas conductoras del calor y tienen poca energía interna que transmitir; más aún, la capa de cenizas entre el pie y las brasas es un buen aislante térmico. Termodinámica elemental que se puede explicar a alumnos tanto en bachillerato como en la universidad. La cantidad de calor transferida al pie es Q=m c ΔT, donde m es la masa, c el calor específico y ΔT la diferencia de temperatura. Los interesados en más detalles pueden recurrir a su artículo “Fire-walking,” Physics Education 45: 487-493, September 2010. Recomiendo a todos los profesores de termodinámica que le cuenten este secreto a sus alumnos, seguro que a ellos les llamará profundamente la atención.

Fuente www.astroseti.org

Me enteré leyendo http://francisthemulenews.wordpress.com/

Salu2 a tod@s y Felíz cumpleaños a Rodrigo, Blas, y Moises Najera que estarán de cumpleaños este fin de semana

Mr. Moon.
La vida es un 10% como viene y un 90% como la tomamos.

4 comentarios:

pekozoo luna dijo...

CONDUCTIVIDAD DE LA MADERA
La conductividad térmica de la madera seca es poca; por ello está descrita como mala conductora del calor. Los polos de la madera seca están menos llenos de aire y éste conduce mal el calor. Por ello la madera está indicada para aquellas aplicaciones en que debe impedirse o atrasarse la emisión de calor, como por ejemplo suelos, mangos de herramientas y saunas.
En general la madera tiene tanta mayor conductividad térmica cuanto mayores son su densidad bruta y contenido de agua.
La dilatación térmica de la madera es prácticamente nula sobre todo si se compara con el acero u otros materiales metálicos.
La difusividad térmica de la madera es una propiedad poco valorada que interpreta la velocidad con que un material se calienta, puesto en contacto con una fuente de calor. Es una propiedad muy requerida en muebles que vayan a estar en contacto con el hombre, pues si la difusividad térmica es muy grande, el mueble quita o cede calor al hombre muy rápidamente, según si está a temperatura inferior o superior a 37ºC, sintiendo éste frío o calor, en la misma medida que la diferencia de temperatura existentes entre ambos.
La difusividad térmica de la madera es muy baja si se compara con cualquier otro tipo de material.
La conductividad eléctrica de la madera depende esencialmente de su contenido de agua. Únicamente la madera secada la horno tiene una resistencia tan alta que no pasa por ella ningún valor nominal de corriente. Al aumentar el contenido de agua retenida va aumentando proporcionalmente la conductividad eléctrica hasta llegar al punto de saturación de las fibras. Para una absorción de agua por encima de la saturación de las fibras la conductividad eléctrica sólo aumenta entonces lentamente.




Conductividad térmica
La naturaleza porosa con aire retenido de la madera la convierten en una pésima conductora del calor, por lo que suele emplearse como aislante térmico, aunque conforme la humedad y/o la densidad aumentan en ésta, también aumentará la conducción térmica. Además, la conductibilidad térmica también dependerá de la dirección de transmisión, siendo mayor en la dirección longitudinal. La conductividad térmica de las maderas muy ligeras puede ser comparable con la de los mejores materiales artificiales.


Debido a ello es que en la mayoría de utensilios domésticos “el mango” de muchos de ellos es de madera, para no “propagar” el calor a las manos de las personas que los utilicen, así tenemos por ejemplo: el mango de los martillos; de “cucharas de albañiles; de cacerolas; de espátulas etc.-

pekozoo luna dijo...

CONDUCTIVIDAD DE LA MADERA
La conductividad térmica de la madera seca es poca; por ello está descrita como mala conductora del calor. Los polos de la madera seca están menos llenos de aire y éste conduce mal el calor. Por ello la madera está indicada para aquellas aplicaciones en que debe impedirse o atrasarse la emisión de calor, como por ejemplo suelos, mangos de herramientas y saunas.
En general la madera tiene tanta mayor conductividad térmica cuanto mayores son su densidad bruta y contenido de agua.
La dilatación térmica de la madera es prácticamente nula sobre todo si se compara con el acero u otros materiales metálicos.
La difusividad térmica de la madera es una propiedad poco valorada que interpreta la velocidad con que un material se calienta, puesto en contacto con una fuente de calor. Es una propiedad muy requerida en muebles que vayan a estar en contacto con el hombre, pues si la difusividad térmica es muy grande, el mueble quita o cede calor al hombre muy rápidamente, según si está a temperatura inferior o superior a 37ºC, sintiendo éste frío o calor, en la misma medida que la diferencia de temperatura existentes entre ambos.
La difusividad térmica de la madera es muy baja si se compara con cualquier otro tipo de material.
La conductividad eléctrica de la madera depende esencialmente de su contenido de agua. Únicamente la madera secada la horno tiene una resistencia tan alta que no pasa por ella ningún valor nominal de corriente. Al aumentar el contenido de agua retenida va aumentando proporcionalmente la conductividad eléctrica hasta llegar al punto de saturación de las fibras. Para una absorción de agua por encima de la saturación de las fibras la conductividad eléctrica sólo aumenta entonces lentamente.




Conductividad térmica
La naturaleza porosa con aire retenido de la madera la convierten en una pésima conductora del calor, por lo que suele emplearse como aislante térmico, aunque conforme la humedad y/o la densidad aumentan en ésta, también aumentará la conducción térmica. Además, la conductibilidad térmica también dependerá de la dirección de transmisión, siendo mayor en la dirección longitudinal. La conductividad térmica de las maderas muy ligeras puede ser comparable con la de los mejores materiales artificiales.


Debido a ello es que en la mayoría de utensilios domésticos “el mango” de muchos de ellos es de madera, para no “propagar” el calor a las manos de las personas que los utilicen, así tenemos por ejemplo: el mango de los martillos; de “cucharas de albañiles; de cacerolas; de espátulas etc.-

pekozoo luna dijo...

CONDUCTIVIDAD DE LA MADERA
La conductividad térmica de la madera seca es poca; por ello está descrita como mala conductora del calor. Los polos de la madera seca están menos llenos de aire y éste conduce mal el calor. Por ello la madera está indicada para aquellas aplicaciones en que debe impedirse o atrasarse la emisión de calor, como por ejemplo suelos, mangos de herramientas y saunas.
En general la madera tiene tanta mayor conductividad térmica cuanto mayores son su densidad bruta y contenido de agua.
La dilatación térmica de la madera es prácticamente nula sobre todo si se compara con el acero u otros materiales metálicos.
La difusividad térmica de la madera es una propiedad poco valorada que interpreta la velocidad con que un material se calienta, puesto en contacto con una fuente de calor. Es una propiedad muy requerida en muebles que vayan a estar en contacto con el hombre, pues si la difusividad térmica es muy grande, el mueble quita o cede calor al hombre muy rápidamente, según si está a temperatura inferior o superior a 37ºC, sintiendo éste frío o calor, en la misma medida que la diferencia de temperatura existentes entre ambos.
La difusividad térmica de la madera es muy baja si se compara con cualquier otro tipo de material.
La conductividad eléctrica de la madera depende esencialmente de su contenido de agua. Únicamente la madera secada la horno tiene una resistencia tan alta que no pasa por ella ningún valor nominal de corriente. Al aumentar el contenido de agua retenida va aumentando proporcionalmente la conductividad eléctrica hasta llegar al punto de saturación de las fibras. Para una absorción de agua por encima de la saturación de las fibras la conductividad eléctrica sólo aumenta entonces lentamente.




Conductividad térmica
La naturaleza porosa con aire retenido de la madera la convierten en una pésima conductora del calor, por lo que suele emplearse como aislante térmico, aunque conforme la humedad y/o la densidad aumentan en ésta, también aumentará la conducción térmica. Además, la conductibilidad térmica también dependerá de la dirección de transmisión, siendo mayor en la dirección longitudinal. La conductividad térmica de las maderas muy ligeras puede ser comparable con la de los mejores materiales artificiales.


Debido a ello es que en la mayoría de utensilios domésticos “el mango” de muchos de ellos es de madera, para no “propagar” el calor a las manos de las personas que los utilicen, así tenemos por ejemplo: el mango de los martillos; de “cucharas de albañiles; de cacerolas; de espátulas etc.-

pekozoo luna dijo...

CONDUCTIVIDAD DE LA MADERA
La conductividad térmica de la madera seca es poca; por ello está descrita como mala conductora del calor. Los polos de la madera seca están menos llenos de aire y éste conduce mal el calor. Por ello la madera está indicada para aquellas aplicaciones en que debe impedirse o atrasarse la emisión de calor, como por ejemplo suelos, mangos de herramientas y saunas.
En general la madera tiene tanta mayor conductividad térmica cuanto mayores son su densidad bruta y contenido de agua.
La dilatación térmica de la madera es prácticamente nula sobre todo si se compara con el acero u otros materiales metálicos.
La difusividad térmica de la madera es una propiedad poco valorada que interpreta la velocidad con que un material se calienta, puesto en contacto con una fuente de calor. Es una propiedad muy requerida en muebles que vayan a estar en contacto con el hombre, pues si la difusividad térmica es muy grande, el mueble quita o cede calor al hombre muy rápidamente, según si está a temperatura inferior o superior a 37ºC, sintiendo éste frío o calor, en la misma medida que la diferencia de temperatura existentes entre ambos.
La difusividad térmica de la madera es muy baja si se compara con cualquier otro tipo de material.
La conductividad eléctrica de la madera depende esencialmente de su contenido de agua. Únicamente la madera secada la horno tiene una resistencia tan alta que no pasa por ella ningún valor nominal de corriente. Al aumentar el contenido de agua retenida va aumentando proporcionalmente la conductividad eléctrica hasta llegar al punto de saturación de las fibras. Para una absorción de agua por encima de la saturación de las fibras la conductividad eléctrica sólo aumenta entonces lentamente.




Conductividad térmica
La naturaleza porosa con aire retenido de la madera la convierten en una pésima conductora del calor, por lo que suele emplearse como aislante térmico, aunque conforme la humedad y/o la densidad aumentan en ésta, también aumentará la conducción térmica. Además, la conductibilidad térmica también dependerá de la dirección de transmisión, siendo mayor en la dirección longitudinal. La conductividad térmica de las maderas muy ligeras puede ser comparable con la de los mejores materiales artificiales.


Debido a ello es que en la mayoría de utensilios domésticos “el mango” de muchos de ellos es de madera, para no “propagar” el calor a las manos de las personas que los utilicen, así tenemos por ejemplo: el mango de los martillos; de “cucharas de albañiles; de cacerolas; de espátulas etc.-